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domingo, 3 de junio de 2012

Día de las Fuerzas armadas en la Academia de Caballería

Con motivo del Día de las Fuerzas Armadas conseguimos esta magnífica exclusiva de la jornada en la Academia de Caballería. Algo muy difícil de conseguir debido a la prohibición de entrar en el acuartelamiento a la gran mayoría de la población civil, excepto en exclusivas ocasiones. Muchos periódicos podrán motrar gran cantidad de imágenes del acto en la Plaza Mayor de Valladolid, pero dudo que alguno pueda ofrecer una crónica como ésta dentro de la Academia de Caballería; viendo cómo se preparan las tropas, cómo forman, etc. Aquí os dejamos un pequeño resumen en varias imágenes. Que lo disfrutéis.


Lanceros de la Guardia Real forman en la Academia de Caballería momentos antes del desfile.


La banda del grupo de caballería de la Guardia Real entonando un toque de diana.


Coraceros de la Guardia Real momentos antes de partir hacia la plaza mayor de Valladolid.


Detalle de las riendas de los percusionistas de la Guardia Real: las riendas van enganchadas a los estribos y se manejan a través de las piernas.


La banda del Cuartel General del Ejército en el patio de armas de la Academia de Caballería.


En el patio de armas de la Academia de Caballería formando, de izquierda a derecha: representantes de los diferentes cuerpos del Ejército de Tierra, la Armada Española y el Ejército del Aire.


A la izquierda; los mismos soldados y marineros de antes. A la derecha; la Guardia Civil y el Ejército de Tierra.


Nuevamente; de izquierda a derecha; miembros de la Armada, el Ejército del Aire y la Guardia Civil.


Miembros del regimiento de Caballería Farnesio XII con base en Cabezón momentos antes del desfile.


Vista general del patio de armas de la Academia de Caballería unos minutos antes del acto en la Plaza Mayor de Valladolid. 


Representantes de diferentes ramas del Ejército Español marchan hacia la Plaza Mayor portando la corona en honor a los caídos y la Bandera Nacional.

Magnífica fotografía: Uno de los paracaidistas desciende con la Bandera Nacional mientras una paloma vuela por delante de nuestro objetivo.


Miembros de la Guardia Real representando a las tropas españolas de la Guerra de la Independencia.


La banda de la Brigada de Infantería Marina (Brimar) tocando durante la segunda parte del concierto que tuvo lugar en el patio de armas de la Academia de Caballería.







sábado, 2 de junio de 2012

El novio de la muerte


En el grupo de canciones que ya no son consideradas como canciones, sino como himnos, que no nos cansaremos jamás de escuchar, el "Novio de la muerte" ocupa, sin ningún tipo de dudas, un lugar privilegiado. Más conocida aún que el Himno de la Legión Española, esta canción ha evocado los corazones de miles de civiles y militares; y ha hecho saltar más de una lágrima. Narra la historia de un valiente legionario que entrega su vida al servicio de su patria, y envía una carta a su gran amada: la muerte. En ella le explica el amor a su patria y a la propia muerte, y los valores que estas pretenden transmitir. Espermos que os guste tanto o más -aunque es bien difícil- que a nosotros.




LETRA COMPLETA:
Nadie en el Tercio sabía
quién era aquel legionario
tan audad y temerario
que a La Legión se alistó.

Nadie sabía su historia,
mas La Legión suponía
que un gran dolor le mordía
como un lobo el corazón.

Mas si alguno quién era
le preguntaba,
con dolor y rudeza
le contestaba:

ESTRIBILLO:
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera.
Soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tan leal compañera.

Cuando más duro era el fuego,
y la pelea más fiera,
defendiendo a su bandera
el legionario avanzó.

Y sin temer al empuje
del enemigo exhaltado
supo morir como un bravo,
y la enseña rescató.

Y al regar con su sangre
la tierra ardiente
murmuró el legionario
con voz doliente:

ESTRIBILLO:
Soy un hombre a quién la suerte
hirió con zarpa de fiera.
Soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tan leal compañera.

Cuando al fin le recogieron
entre su pecho encontraron
una carta y un retrato
de una divina mujer.

Y aquella carta decía
si algún día Dios te llama
para mí un puesto reclama,
que a buscarte pronto iré.

Y en el último beso
que le enviaba
su postrer despedida
le consagraba:

Por ir a tu lado a verte
mi más leal compañera.
Me hice novio de la muerte,
la estreché con lazo fuerte,
y su amor fue mi bandera.